Loles León: "No sé que hubiera ocurrido de no caerme, creo que Jeremy Irons estaba dispuesto"

Hace casi once años, su “gran noche” con Jeremy Irons se interrumpió bruscamente con una caída por las escaleras en la suit de él, en el hotel Santo Mauro de Madrid. Se rompió la pelvis y una muñeca, lo que le obligó a estar inmovilizada mucho tiempo, y a perder contratos que ya había firmado. Ahora, tras un lustro de litigios, el Tribunal Constitucional ha condenado a este establecimiento a indemnizar a la actriz con 44.292 euros. Es una sentencia firme y no cabe recurso. Ahora, Loles León quiere pasar página.

Es un peso que me quito de encima después de diez años que llevo con esto¿Cómo ha recibido esta sentencia?
Muy bien, porque ya me quedo libre. Es un peso que me quito de encima después de diez años que llevo con esto. Es una etapa que ya ha pasado. Estoy contenta, porque ha salido todo a mi favor, aunque yo llevo gastado mucho más. Perdí varios trabajos y aún sigo con el fisio y no me he vuelto a recuperar. Pero estoy bien, tengo una salud de hierro, aunque me queden algunas molestias. Al menos lo que me he gastado en juicios lo voy a recuperar.

¿Qué es lo que paso aquella noche con Jeremy Irons?
Coincidimos en un programa de televisión que se llamaba Vértigo (risas) -es muy fuerte, el vértigo lo pagué yo esa noche…- después fuimos a cenar, a bailar. Ibamos cinco o seis personas y decidimos ir a tomar “la última copa” al hotel. Lo que pasa es que como Jeremy Irons es tan galante y caballeroso me hizo entrar la primera. No había luz, enseguida estaba la escalera, me acerqué a dar al interruptor y me caí. Volé. Todo el mundo se puso a gritar, yo también. No sabían lo que me había pasado. Jeremy Irons corrió a recepción a decir que trajeran una linterna para ver qué había pasado.

Jeremy Irons es tan galante que me hizo entrar la primera. No había luz y voléHe leído que la escalera tenía más de dos metros de altura.
Dieciocho escalones, y me caí hasta abajo. Para haberme matado. El hotel no tenía luz de emergencia y he querido demostrar con los juicios que yo tenía razón, que estaba funcionando incumpliendo la ley. Ahí también se cayó Kathleen Turner después de mí. Deberían darme las gracias, o ponerle a llamar a una habitación Loles León.

¿El hecho de no ser cliente no ha sido un impedimento para denunciar?
No, yo había sido invitada. Esa también es otra. En el juicio me preguntaron que qué iba a hacer en la habitación. Y yo les dije: “Oye, que soy mayorcita para hacer lo que me dé la gana”. No tengo que dar cuenta de lo que hago a nadie.

Así que la noche acabó muy mal…
Muy mal. Aquello interrumpió mi vida activa durante 45 días que estuve hospitalizada sin moverme de la cama. Y luego seguí con la rehabilitación, las muletas…

¿El hotel se puso en contacto con usted?
No nunca. No llamaron ni nada. Yo tuve el cariño de toda mi gente, mis amigos. No faltaron ni uno. Pasaron todos por allí. Tengo un libro de polaroid precioso de ellos.

¿Y Jeremy Irons?
Me mandó bombones y ramos de flores -me mandó varios-, incluso desde Inglaterra.

El hotel nunca llamó, pero Jeremy Irons me mandó bombones y flores¿Ha vuelto a tener contacto con él?
No, pero es muy gracioso, porque siempre que él se encuentra con Penélope Cruz o Antonio Banderas les pregunta por mí, ellos me lo dicen. Qué fue de aquella chica que se cayó por las escaleras (risas)…

¿Nunca piensa qué hubiera podido pasar si no se hubiera caído por las escaleras? Aquello dio pie a toda clase de especulaciones...
Estaba casado… ¡Yo me fui con él para contárselo a las amigas! Para decirles que había pasado la noche con Jeremy Irons. Pero vete a saber lo que hubiera ocurrido, creo él estaba dispuesto. Eso pasa a veces, sales, vas de bolos o de gira… y nunca sabes lo que puede surgir. Tuvimos muy buen feeling toda la noche. El estaba encantado. Hablamos en francés, de teatro y de autores. Y eso une.

Bueno, ahora tiene un premio “de consolación”
Sí, para cubrir lo que me gasté y lo que me sigo gastando. También tengo algunos proyectos de cine y de televisión. Pero lo importante es que estoy aquí, que lo puedo contar y que me puedo reír de ello. Fue algo grave, que interrumpió mi vida varios años, pero ya estoy aquí dando guerra.